dejar mi cuerpo,
coger un tren,
detener el tiempo y descubrirme desnudo de prejuicios
dejando mis miedos en el anden
viajar con obscenos provocadores de mentes, hundirme en vicios
sin necesidad de ensuciarme con el dinero
quien lo quiere si solo compra la libertad de los hombres
de los hombres que lo anteponen, me refiero…
derrochan en lujos, comida y vajilla
y cuando galantes me ofrezcan su silla
sacarme un moco, mirar con desprecio y decirles: lo siento, no,
no quiero.
odiar las fronteras, relojes, las normas
amar a aquellos que aún atesoran
el modo de vivir de estas formas
Y si el tren por algunos azares
careciese en el caso de paradas o fin de trayecto
ensalzaría tan largo viaje
recordándome aquello que tengo sin merecerlo
o mereciendo lo que tengo y no quiero
arriesgándome a perderlo si lo quiero o a quererlo por el miedo de perderlo.