Las palabras se atascan
en mis manos que, mudas,
sufren amnesia de que es vivir
Estan acostumbradas a tareas monótonas y repetitivas,
síncronas con un mecanismo de vacío
que rompe, rasga... machaca conciencias
llenando el tiempo con banalidades.
Estan acostumbradas a sobrevivir
porque las han aleccionado para olvidar,
para dar gracias por morir en vida
cuando las alejan de su amada, la poesía.
Hubo un tiempo en que podían rozarla
y conocieron cada curva de su cuerpo,
estas manos... podían quebrar el mundo,
podían dar vida, y hablar sin necesidad de palabras...
Eso fue antes de ser lanzadas al mecanismo
y que el vacío cortase sus huesos, tendones y alma,
pero el verdadero dolor no son unas manos rotas
es la vida que se escapa por sus cicatrices.
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